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Amor de Verano

 

Sucedió en un instituto nacional.  Daniel, un joven sobresaliente en su grupo; era alto, tez blanca y cabello ondulado, atractivo no sólo físicamente, sino por sus cualidades intelectuales. Era parte del grupo de estudiantes de décimo grado.

Tenía un grupo de amigos con diferentes cualidades; Iván era alto gordo y bromista, no muy estudioso en realidad; Sergio era un joven tímido pero bastante agradable; Arturo chaparrito pero muy guapo, estudioso y muy responsable. La vida transcurría entre tareas escolares, actividades deportivas y culturales.

Se estaban preparando para la elección de la reina del establecimiento. Todo el grupo empezó a buscar las cualidades de sus compañeras para elegir a la candidata del grado; hubo varias opciones pero de pronto los ojos de Daniel se fijaron en Sofía una jovencita rubia, delgada y tímida, pero bastante inteligente, la cual pasó desapercibida para todo el grupo excepto para Daniel, el cual desde ese día empezó a buscar oportunidades para poder hablarle. Desafortunadamente ella era tan tímida que no le daba la oportunidad de siquiera acercarse a ella pues sabía que Daniel siendo el presidente de la clase tenía muchas admiradoras. Pero Daniel no podía dejar de pensar en ella, cuando despertaba veía la imagen de Sofía que aparecía en el reflejo del sol que lo iluminaba desde la ventana, era como una sombra que lo acompañaba.

Por supuesto que para Sofía, Daniel era como un amor platónico. Ése día se realizaron encuentros deportivos, todos salieron del aula rápidamente, por algún motivo Sofía se quedó recogiendo sus cosas debajo del escritorio, cuando ella levantó el rostro, sus ojos se encontraron con la enamorada mirada de Daniel, el cual le ofreció ayudarla; cuando sus ojos se encontraron el tiempo se detuvo, Sofía sintió que su corazón comenzó a latir aceleradamente, sus rostros se acercaron tanto que un beso sería inevitable, de no ser porque en ése preciso momento un compañero de equipo de Daniel entró gritando:

-¡Te necesitamos!, ¡El partido está por comenzar y ya todos han tomado sus puestos!

Daniel confundido tuvo que correr ya que era el portero del equipo.

Para Sofía fue el principio de una ilusión que tendría que superar muchos obstáculos ya que por la posición de Daniel como presidente del grado estaba en la mira de todos los catedráticos, entre los cuales había una maestra que siempre trataría de separarlos.

Desde aquel encuentro Sofía no se perdió ni uno solo de los partidos de fútbol. Aunque varios de sus compañeros comenzaron a pretenderla debido a que empezó a sobresalir por su responsabilidad y habilidades académicas; ella ya no podía dejar de pensar en aquélla mirada de cielo que la iluminó desde aquél día inolvidable.

Por su parte Daniel que le encantaba la literatura, empezó a escribir poemas inspirados en aquélla mirada inocente y dulce de Sofía en los que le declaraba su amor y lo que ella significaba para él.

Los amigos de Daniel hicieron todo lo posible por integrar a Sofía en los grupos de trabajo de ellos con tal de que estuvieran juntos. Fue así como aquél amor pudo alimentarse día tras día; Entre tareas, deportes y estudio. Después de un encuentro amistoso de fútbol, todos los amigos desaparecieron, Sofía iba sola de regreso a su casa cuando sintió a sus espaldas, escuchó la voz inconfundible de Daniel. Caminaron juntos sin darse cuenta dando vueltas en el mismo lugar;

¡Al fin Daniel pudo declararle el amor que sentía por ella!

Ella no podía creerlo, pero ahí estaba viendo aquélla mirada penetrante de unos ojos hermosos y enamorados, las palabras se escapaban de sus labios, pero cuando sintió los cálidos labios de Daniel cerca de su boca se fundieron en un beso inocente y fugaz. Al terminar ése pequeño instante que la hizo sentir muy confundida. Empezó a hacerse realidad un sueño que parecía imposible.

FIN…

 

 

 

 

Había salido a caminar por la tarde, cerca de mi casa,  ya eran vacaciones de fin de año, así que era mi tiempo libre, durante mi recorrido te recordaba, cada paso que daba me decía que te necesitaba, el viento me decía que necesitaba tu calor, un abrazo más para poder vivir y seguir anhelando poder verte; me dirigía al lugar donde te conocí, donde tú me miraste y me cautivaste, robaste mi atención, tu delicada voz se llevó mi espíritu, tus ojos me encerraron en tu corazón, el arrebol de tu rostro se llevó mi alma. No quise estar más allí, tan solo tu recuerdo me hacia daño, no tenerte junto a mí, era mi sudario. La tarde oscurecía, mis pensamientos aumentaban, eras tú que no estabas a mi lado, pero tu fuerte amor aun seguía en mi corazón. Tú me abandonaste, y el alba también lo hacía, pero me refugiaba en la vista de la luna, trataba de buscarte en las estrellas, pero en vano. Junto a mi casa estaba aquel árbol en donde tú, plasmaste nuestro amor, mi único consuelo era Chau, mi cachorro, en mi casa, mi madre fue ángel guardián, mi padre fue mi rey de sabiduría.

 

Esa noche me dispuse a leer por tercera vez, el Diario de Anna Frank, ha sido mi mejor libro, pero me siento rabia el saber que Anna y Peter nunca pudieron expresar sus sentimientos, me encanta la forma de escribir  de Anna, y justo ese momento pude leer, la parte donde Anna y Peter están juntos, a punto de expresar sus sentimientos, en ese preciso momento mi mente, recordó aquel momento juntos, tu y yo, el sol y la Tierra, los dos indispensables para siempre, aquel día donde tú me viste a los ojos, con aquella ternura que solo tú puedes dar, me cautivaste con tu belleza, quede sin palabras, el amor quemaba dentro de mí; te sostuve en mis brazos, creía que yo te tenía en mis brazos, sin embargo yo estaba en tus hermosas alas, mi imaginación exploto, tú eras mi princesa yo era tu príncipe, juntos en un bosque encantado de amor, dos corazones floreciendo por amor, nuestras almas llenas de fervor, nuestra pasión crecía cada momento; te vi a los ojos y no soporte más, no pude pensar nada más, desde ese momento, tus labios cegaron mis ojos,       o mi amor, surgió nuestro beso, sentí mucho más que amor, lo único que pensé en ese momento fue, que nunca me alejaría de ti, estar juntos fue lo mejor de mi vida, fue la bendición de Dios que resplandeció mi camino, te agradezco señor mío. Ese día te prometí a ti Señor mi Dios, que cuidaría del ángel que has puesto a mi lado, nunca más me apartaría ni de ti Señor, ni de mi amor. 

 

Vivir junto a ti muchos años, se han vuelto mis años más gloriosos de mi vida, tú haces que mi estancia aquí en la tierra, sea la más feliz, anqué profundamente quiero vivir contigo y junto a Dios, en su paraíso, pero sinceramente nunca pensé que tu serias la primera que estarías junto a Dios, pero sin embargo me has enseñado a vivir en este mundo con alegría, felicidad y mucho amor hacia las demás personas como a mí mismo, justo como mis padres y mi Dios me han enseñado a hacer; te doy gracias por todo tu amor, comprensión y esto tres años llenos de felicidad; no te preocupes que pronto estaré a tu lado, glorificando la grandeza de nuestro Dios, te amo vida mía.

Amor Eterno

por: Gustavo A. Contreras O.

Recuerdos de una tarde de Invierno.

Por: Josué Maldonado 

Por: Keila Alegría

Las tardes de aquel frio  invierno, hacían que Megan caminara tiritando a través de la acera. Las hojas caían, el viento soplaba, los árboles  se mecían como niños en columpios en el parque, todo hacia recordar a Megan aquella ocasión en la  que conoció a Ryan. No había pasado mucho tiempo desde entonces, pero desde aquel adiós parecieron siglos pasando por sus ojos.

 

En la primavera pasada, Megan acostumbraba a  ir a  Desire Park, un pequeño parque que se encontraba a dos calles de su casa. Siempre veía a un chico sentado bajo un frondoso árbol, un chico robusto e interesante, leyendo un libro nuevo cada semana.   

Megan como acostumbraba hacerlo, una tarde fue al parque a dar una vuelta. Al llegar y pasar por aquel hermoso árbol, no vio al chico sentado como solía estar cuando ella pasaba, lo cual asombró demasiado a la buena Megan.

 

En el momento en que se preguntaba qué había sucedido con aquel chico, una mano grande y suave tocó su hombro. Megan dio la vuelta y para su sorpresa era aquel a quien observaba durante largos minutos sentado bajo el árbol.

-Hola.

-Hola. Musitó Megan.

-Perdona si te he asustado.

-No te preocupes.

 

Como olvidar aquella primera conversación con Ryan, cuando eran totalmente unos desconocidos. Las palabras chocaban en su cabeza como cuchillos filosos de tan solo pensar que aquello fue el inicio de algo hermoso que le curaría el alma,  mientras se la desgarraba sin piedad…

© 2016 por Keila Alegría, Gustavo Contreras, Karla Cruz, Josué Maldonado, y Lilian Samayoa creado con  Wix.com

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