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La razón es el poder de la mente para disernir                                                               entre lo que está correcto y lo que no lo está.                                                       Sentimiento se refiere tanto a un estado de                                                                  ánimo como también a una emoción                                                            conceptualizada que determina el estado de ánimo. Éstos dos conceptos son diferentes y al unirse pueden ayudar a ser una mejor persona, pero, los sentimientos pueden estar equivocados, como te pueden hacer estar en lo correcto.

Como cualquier otra cualidad, la sensibilidad no constituye en sí misma una virtud o un defecto. Depende de por donde se mire y, sobre todo, de cómo se utilice.

La mayoría de nosotros somos sensibles ante determinadas circunstancias o estímulos, pero hay personas más propensas a dejarse afectar por lo que ocurre a su alrededor. La sensibilidad se puede definir como esa capacidad de captar y entender emociones y sentimientos propios y ajenos o, también, la tendencia a dejarse impregnar por lo que ocurre, a veces, de forma exagerada.  Alguien muy sensible capta diferencias que a otras personas les pasarían inadvertidas; Intenta interpretar su estado interior. A pesar de muchas cualidades una persona muy sensible puede padecer de sobre-estimulación; la persona es receptiva a tal cantidad de estímulos, que puede verse abrumada recibiendo e interpretando toda esa información, además de la fuerte suceptibilidad a la opinión de otras personas que afectan su estado de ánimo. Si eres muy sensible, hay mucha necesidad de espacio propio, un perfeccionismo que puede llegar a ser estresante y anacronismo.

 

¿Qué es una decisión acertada? En principio la respuesta parece fácil: es aquélla que mayor beneficio nos aporta. Pero esta pregunta no siempre está clara. Cuando nos enamoramos las emociones toman el mando y dirigen nuestras decisiones, y una vez hemos salido de este estado de embelesamiento nos preguntamos cómo es posible que actuáramos así, sin tener en cuenta más opciones que las que dicta el corazón, incluso desatendiendo los consejos de personas que apreciamos y tenemos en alta estima. Frases populares como “el amor es ciego” nos advierten del poder que las emociones tienen sobre estas cuestiones, pero no ha sido hasta fechas recientes que la emoción se ha considerado un elemento determinante en los procesos racionales.

Existe la historia de una persona que en un accidente, una barra de hierro le atravesó la mejilla izquierda lesionando la zona frontal de la cabeza, Esta terrible herida afectaba, entre otras, a la corteza orbitofrontal. Su comportamiento social se desvió, y pasó a ser un individuo de dudosa moral. 

¿Quiere decir todo esto que enamorarse es como si te atravesara una barra de hierro por el cráneo? Muchas veces resulta igual de doloroso, pero no es exactamente eso. Cuando nos enamoramos las emociones adquieren un peso mayor, lo que sin duda, condiciona nuestras decisiones. Varios autores proponen que las emociones se pueden controlar, pero esta autorregulación depende de la maduración de la corteza prefrontal, lugar donde se ubica la mencionada corteza orbitofrontal. Lógicamente en los adolecentes ésta corteza aún no ha madurado, lo que explica el comportamiento en ésta etapa. El proceso de maduración de esta región se basa principalmente en la interacción que el sujeto tiene con su entorno, que se almacena como experiencias que nos permiten afrontar las dificultades futuras.

La razón y la emoción, por separado, se convierten en procesos que pueden perjudicar nuestro futuro por medio de decisiones erróneas. Somos capaces de valorar una decisión, a pesar de su racionalidad, como inadecuada  “matar a uno para salvar a muchos”. También somos capaces de advertir decisiones inadecuadas por lo exagerado de las razones que las motivan “no viajar por el miedo a volar”. En definitiva, nos valemos de un equilibrio entre lo racional y lo emocional para decidir de manera correcta, proceso éste que se ha ido conformando gracias a nuestra experiencia vital.

 

Por: Keila Alegría

Razón Vs. Sentimientos

© 2016 por Keila Alegría, Gustavo Contreras, Karla Cruz, Josué Maldonado, y Lilian Samayoa creado con  Wix.com

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